Hay muchos prejuicios sobre las personas de cada país del
mundo que corren por allí libremente y se crecen con la imaginación de las
personas. Aunque parezca muy difícil de creer, es una realidad. Incluso
personas de países vecinos pueden desconocer
cómo son las cosas al otro lado de su frontera, por sorprendente que
parezca tal cosa en pleno siglo XXI.
España y los españoles se han ganado una conocida mala fama
por varios motivos. Lo que nosotros vemos como la picaresca tan habitual en este país se ve con malos ojos en muchos
lugares o es ilegal. Lo que sucede es que en España pululan muchas malas
costumbres que las personas adquieren por especie de osmosis de la sociedad.
Cuando un español viaja al extranjero es posible que se
lleve consigo además de sus pertenencias unos cuantos de estos malos hábitos.
Pero, ¿por qué no dejar de actuar así? La verdad es que los países cuyos
ciudadanos no practican estas malas costumbres tan abiertamente han demostrado
tener una mejor respuesta ante la crisis mundial y tienen una calidad de vida
más elevada que España.
Entonces, en serio, ¿por qué no dejamos ya de actuar así?
Intentar aprovecharse de cada situación, es decir, hacer la españolada, no es compatible con tener
una sociedad que funcione correctamente. Se trata de convivir con las demás
personas de la mejor manera posible y esto es incompatible con intentar
aprovecharse los unos de los otros cada día.
Actualmente tenemos las pantallas de los televisores bombardeadas
con los escándalos públicos de políticos, empresarios, banqueros e incluso la
Casa Real se ha visto afectada por los destapes tras la imputación de la
infanta Cristina. No habría tantos escándalos de corrupción si los españoles
respetasen a sus conciudadanos.
Todos estos hechos aumentan la mala fama internacional de
España y de su gente. No es raro encontrarse en internet anécdotas de españoles
a los que les obligan a pagar antes en restaurantes o les piden fianzas al
alojarse en ciertos hoteles. Este tipo de precauciones
son generadas por los prejuicios que existen sobre las personas de este
país.
Los prejuicios tienen su fundamento en los conocidos malos
hábitos de los españoles. ¿Cómo romper con este ciclo? La única forma es
invertir en educación y en mejorar el sistema legal de España. Con una
educación en valores y civismo efectiva se puede inculcar a las nuevas
generaciones un comportamiento más respetuoso con la gente y el patrimonio
público.
Por otra parte, el sistema legal debe de contar con los
mecanismos necesarios para hacer cumplir la ley. Quienes cometan un delito
deben pagar por ello. Ese debe ser el mensaje a transmitir a la ciudadanía.
La mala fama de España se está agravando considerablemente
por ser uno de los países más afectados por la crisis en Europa. Muchas veces
los prejuicios relacionados son de lo más injustos, pues no todas las personas
incumplen la ley en este país o intentan aprovecharse de los demás.
Desde luego, la mala fama que se ha ganado España se la merece debido a que no vemos un cambio de actitud en las personas de este país en tiempos de crisis. Es muy difícil cambiar la imagen transmitida al resto del
mundo durante tanto tiempo pero no es imposible. Esperemos que más temprano que
tarde la gente de este país se dé cuenta de que otra España es posible.
César P.
soy español y le pongo un 0 a España, me avergüenzo de ser español
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