18 de abril de 2013

El gran complot del aborto y los anticonceptivos.


A día de hoy, cualquiera puede tener acceso a los medios de comunicación y hacer las declaraciones que quiera gracias a nuestro derecho a la libre expresión. Pero viendo declaraciones como las que se han sucedido hasta esta hora, dan ganas de replantearse el uso que algunos hacen de este derecho a expresarse.
Siempre se ha oído que tu libertad termina donde empieza la libertad de otro. Si se aplicara este simple concepto nos ahorraríamos de oír autenticas sandeces, como las dichas en las últimas declaraciones del Obisgo Reig sobre el aborto y la conjura que nos rodea para que la población disminuya.


El Obispo se quedó a gusto, despachando sus ideas en contra de ONG, la ONU, el gobierno y cualquiera que este mínimamente implicado en el uso y difusión de profilácticos o del aborto. Parece mentira que el resto de la población no se haya dado cuenta de que estamos sumidos en un complot para hacer que la población mundial disminuya y que esto beneficia a los colectivos homosexuales… ¡por favor!

La Iglesia Católica debería seguir con sus menesteres, y no hablar de cosas que les superan. Por su doctrina, el aborto o el uso de profilácticos no están bien vistos, pero deberían centrarse en sus fieles y no intentar llevar sus ideas más convencionales al resto de la población. Si a ellos no se les impone su uso, ellos no deberían intentar evitar que el resto los use.

Estas declaraciones han producido una fracción dentro de los católicos. No todos piensan que estos métodos son fruto del diablo ni creen en una conspiración mundial. Para algunos católicos, según las circunstancias se debe recurrir a ellos,  si no, todos tendríamos grandes familias como nuestros abuelos o las actuales familias del OPUS.

No es el primer Obispo que salta a la palestra por decir auténticas burradas, como el que ya avisaba sobre un complot para que en 20 años la mitad de la población sea gay.

Históricamente, la Iglesia contó con un poder sobre la sociedad, la manejaba a su antojo y se seguían sus dictados a ojos cerrados. Pero hemos evolucionado, somos una sociedad, donde la religión es una creencia más que no dicta el modo de vida. Alguien debería recordarle a los altos cargos eclesiásticos que las cosas han cambiado y que deberían dedicarse a sus menesteres, sin hacerle saber al grueso de la sociedad este tipo de pensamientos.

-Wormy-

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