Hace algunos años ya advertían
los expertos en ahorro que era aconsejable mantenerse alejado de productos
complejos como las preferentes, los alternativos o estructurados.
Todos estos productos son
difíciles de entender y complicados pero ahí estaban los directores de oficinas
bancarias dispuestos a vender la moto
con promesas de seguridad absoluta que, como hemos visto, no se han cumplido.
La extrema capacidad de mutación de estos productos, que se reproducen y cambian
de fisonomía, dificulta que personas no expertas puedan detectar el peligro.
Cuando salieron al mercado
atrajeron el entusiasmo de los ahorradores gracias a la innegable capacidad de
convicción de los directores de sucursal, que prometían unas rentabilidades del
7, 8 y 10% pero que no explicaron que se trataba de inversiones perpetuas,
prácticamente ilíquidas y que podían acabar perdiendo la mayor parte de su
valor dado que se venden en mercados secundarios en los que se negocian con
pérdidas del 50% de su valor.
Tampoco se informó a los pequeños
inversores, en muchos casos personas mayores sin formación financier, que el pago
del cupón estaba sujeto a condiciones como la realización de beneficios por
parte de la entidad, entre otras. Estas condiciones aparecían con la llamada
letra pequeña que los compradores, por confianza y falta de experiencia en el
sector, no se paraban a leer.
En aquellos momentos ya suscitó
la reacción negativa del Banco de España porque estaban viendo la abundante
colocación de este producto entre pequeños ahorradores por parte de las
entidades financieras, y se entendía que éstos no recibían la correcta
explicación con todos los detalles, los pros y los contras de este tipo de
inversión.
Y ahora nos encontramos con la
difícil situación de explicar a personas mayores, que han invertido todos los
ahorros de su vida, que casi todo el mundo era conocedor de estos pormenores
pero que nadie movió un dedo por avisarles de lo que podía pasar. Las entidades
bancarias se amparan en que fueron los criterios de sus empleados los que
ofrecían este producto a sus clientes y que informaban adecuadamente sobre el
producto o que al menos debían de haberlo hecho. Por su parte, los empleados se
excusan en que algunos de ellos tampoco conocían el fondo del producto y que si
hubieran sabido de sus consecuencias no hubieran realizado las operaciones. El
Banco de España por su parte, ya dejó claro que había
avisado a las entidades con el riesgo que estaban corriendo.
En fin, como suele decirse, “entre todos la mataron y ella sola se murió”
y esto es lo que ha pasado aquí. El resultado es que hay millones de personas
atrapadas por las preferentes, en momentos muy difíciles y cuando más falta
hace tener el dinero a disposición.
Y los políticos…?? Ellos no quieren
saber nada del tema por considerarlo un tema entre una entidad privada y un
particular. Así que podemos afirmar, sin ánimo de equivocarnos, que esto pinta
mal y se podría considerar como EL CORRALITO ESPAÑOL.
Lady Blue.
No hay comentarios :
Publicar un comentario