27 de marzo de 2013

Preferentes: el Corralito a la española.


Hace algunos años ya advertían los expertos en ahorro que era aconsejable mantenerse alejado de productos complejos como las preferentes, los alternativos o estructurados. 

Todos estos productos son difíciles de entender y complicados pero ahí estaban los directores de oficinas bancarias dispuestos a vender la moto con promesas de seguridad absoluta que, como hemos visto, no se han cumplido. La extrema capacidad de mutación de estos productos, que se reproducen y cambian de fisonomía, dificulta que personas no expertas puedan detectar el peligro.

Cuando salieron al mercado atrajeron el entusiasmo de los ahorradores gracias a la innegable capacidad de convicción de los directores de sucursal, que prometían unas rentabilidades del 7, 8 y 10% pero que no explicaron que se trataba de inversiones perpetuas, prácticamente ilíquidas y que podían acabar perdiendo la mayor parte de su valor dado que se venden en mercados secundarios en los que se negocian con pérdidas del 50% de su valor.

Tampoco se informó a los pequeños inversores, en muchos casos personas mayores sin formación financier, que el pago del cupón estaba sujeto a condiciones como la realización de beneficios por parte de la entidad, entre otras. Estas condiciones aparecían con la llamada letra pequeña que los compradores, por confianza y falta de experiencia en el sector, no se paraban a leer.

En aquellos momentos ya suscitó la reacción negativa del Banco de España porque estaban viendo la abundante colocación de este producto entre pequeños ahorradores por parte de las entidades financieras, y se entendía que éstos no recibían la correcta explicación con todos los detalles, los pros y los contras de este tipo de inversión.

Y ahora nos encontramos con la difícil situación de explicar a personas mayores, que han invertido todos los ahorros de su vida, que casi todo el mundo era conocedor de estos pormenores pero que nadie movió un dedo por avisarles de lo que podía pasar. Las entidades bancarias se amparan en que fueron los criterios de sus empleados los que ofrecían este producto a sus clientes y que informaban adecuadamente sobre el producto o que al menos debían de haberlo hecho. Por su parte, los empleados se excusan en que algunos de ellos tampoco conocían el fondo del producto y que si hubieran sabido de sus consecuencias no hubieran realizado las operaciones. El Banco de España por su parte, ya dejó claro que había avisado a las entidades con el riesgo que estaban corriendo.

En fin, como suele decirse, “entre todos la mataron y ella sola se murió” y esto es lo que ha pasado aquí. El resultado es que hay millones de personas atrapadas por las preferentes, en momentos muy difíciles y cuando más falta hace tener el dinero a disposición.
Y los políticos…?? Ellos no quieren saber nada del tema por considerarlo un tema entre una entidad privada y un particular. Así que podemos afirmar, sin ánimo de equivocarnos, que esto pinta mal y se podría considerar como EL CORRALITO ESPAÑOL.

Lady Blue. 

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