Hay quien levanta las manos al cielo en pos de incredulidad
cuando se anuncia una huelga en alguna fecha clave, esto es, cuando más duele. Los
indignados con todo lo que acontece siempre existirán pero, si lo pensamos por
un momento, ¿tiene sentido esto?
Es decir, ¿qué es más beneficioso para los huelguistas? Por
un lado pueden hacer huelga cuando menos molesten a la gente y así nadie se
cabrea o nota mucho la huelga. Por otro pueden escoger fechas clave o ese día del año en el que nadie querría
una huelga, digamos en el Metro de
Madrid, y entonces nadie quedará indiferente a dicha huelga.
Pensemos en esos trabajadores descontentos que deciden – en
cierta medida – jugarse el puesto de trabajo o el sueldo del mes por ir a la
huelga. Pensamos en los motivos que los empujan a ir a la huelga. Y, ya de paso, en todo el tiempo que han debido de
estar descontentos para, finalmente, salir a hacer huelga.
Pues bien, creo que si ellos quieren que se les oiga y que
su huelga repercuta como es debido deben intentar hacer el impacto adecuado con
la protesta. Eso y el famoso dicho si vas
a hacer algo, hazlo bien respaldan la razonable decisión de hacer huelga
cuando más duele. A fin de cuentas, es igual de legal manifestarse cualquier
día del año. Y es un derecho de los trabajadores.
Vayamos a un hecho reciente. El comité de evaluación del COI (Comité Olímpico Internacional)
visitó Madrid hace pocos días y, casualmente, los trabajadores del Metro de
Madrid hicieron huelga algunos de esos días. Y motivos hay para tales
manifestaciones justo cuando Madrid está bajo la lupa del COI.
Por un lado, los trabajadores
del Metro no estaban de acuerdo con el 10% de recorte de sus sueldos y los
720 despidos anunciados por la directiva de la empresa de transportes. Ha
habido manifestaciones entre el depósito de Metro en Canillejas y la estación
de Metro de Estadio Olímpico durante los días que el Metro no ha estado
operando con normalidad.
También se han manifestado los trabajadores de Metro entre
la Plaza de la Villa y la Puerta del Sol, en el centro de la capital. De esta
forma, los trabajadores del suburbano han dejado claro su desacuerdo con los
recortes anunciados por su directiva. Diría que incluso podrían haberse
manifestado más y con más ganas pero al menos han salido a la calle a
protestar. Si más colectivos tomasen su ejemplo los directivos se lo pensarían
más antes de proponer recortes.
Como consecuencia de esta huelga hemos visto el Metro
funcionando con paros en diversas horas
del día, sobre todo por la tarde, entre las 17:30 y las 20:30 horas. También
se han visto paros en el trabajo del personal de estación y de los mismos
conductores durante algunas de las mañanas de los días 19, 20 y 21.
Durante estos días hemos visto también huelgas por parte de
los trabajadores de instalaciones deportivas del ayuntamiento madrileño. El
presidente de la Comunidad de Madrid ha declarado que dichas manifestaciones
son un atentado a los intereses de
madrileños y españoles.
Recordemos, sin embargo, que no fueron los madrileños y españoles quienes decidieron volver a
presentar la candidatura de Madrid
para las Olimpiadas de 2020. Tampoco fueron ellos los que aceptaron todos los recortes
que se vienen realizando en sus condiciones laborales en los últimos meses ni
las subsecuentes subidas de impuestos que ajustan más el cinturón de los
ciudadanos.
Tal vez sea más preciso decir que esos intereses que se
mencionan como atentados no son los de todos sino los de ciertas personas.
Teniendo eso en cuenta y que los trabajadores deben velar por sus propios
intereses antes de por causas superiores no es de sorprender que hayamos visto
huelgas en estas fechas claves para
la evaluación de Madrid.
Tomar medidas para mejorar las condiciones laborales y
paliar la crisis de los madrileños y españoles parece más imperativo en los tiempos actuales. Hay prioridades más
urgentes que seguir tras un sueño costoso que nadie garantiza que vaya a hacerse
realidad. Crucemos los dedos.
César P.
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