El otro día pregunté a una persona que considero inteligente, culta e informada, que qué pensaba que era ese tema tan de actualidad de la Privatización de la Sanidad. Como es lógico, me contestó que como la misma expresión dice, significa que habrá que pagar por ir al médico. Se me cayó el alma a los pies; si esa persona pensaba eso, me imagino lo que dirán otras menos inteligentes, más incultas y que creen todo lo que leen en las redes sociales.
Afortunadamente, por más que algunos políticos como Tomás Gómez nos quieran hacer creer lo contrario, el Plan de Privatización de la Sanidad que se va a llevar a cabo en la Comunidad de Madrid, no incluye el cobro por los servicios sanitarios. El planteamiento más bien pretende lo opuesto, que la Sanidad siga siendo gratuita, y el medio de conseguirlo, es encargando la gestión a empresas privadas. Está demostrado que cuando del uso que se hace de los medios depende el beneficio de alguien, esos medios se utilizan de una manera más eficaz, todo lo contrario de lo que sucede en la Administración Pública donde esa sensación de que los medios materiales "no los paga nadie", hace que en muchos casos se malgasten. Por eso se plantea privatizar la gestión, para optimizar los cada vez más escasos recursos económicos.
Ya hay casos de hospitales con gestión privada, y a nadie se le ha cobrado una consulta, prueba diagnóstica o intervención quirúrgica.
Entiendo al personal sanitario que teme por los posibles cambios en sus condiciones laborales, que seguramente no sean a mejor, y que busca el apoyo de los ciudadanos en su particular lucha; entiendo a los políticos que ven en esas manifestaciones una oportunidad de arañar votos, pero es evidente que ambos manipulan la información para buscar su propio beneficio.
No nos dejemos engañar: público, no es sinónimo de gratuito, y privado no es sinónimo de "de pago".
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