Arias Cañete, el ministro pirómano.

"El Ministro de Medio Ambiente incendia Twitter", este titular podía verse en varios medios de comunicación tras hacerse público que Miguel Arias Cañete asistía junto al Rey a una corrida de toros que tenía lugar en Puerto de Santa María como parte de los actos de commemoración del segundo centenario de la Constitución de 1812. Esto sucedía mientras España sufría la peor ola de incendios de los últimos diez años. Como siempre, esto sirvió de excusa para proporcionar entretenimiento a los aburridos hambrientos de carnaza de Twitter.

Una vez más, como sucedió con el Prestige, se aprovechan los desastres naturales para hacer política. Ya a principio de verano sucedió algo parecido con los incendios de Valencia donde en las redes sociales se criticaba al gobierno por la falta de medios mientras en la zona quemada se producía un despliegue de personal y maquinaria sin precedentes. 

Se llegaron a difundir incluso imágenes donde se insinuaba cierta relación entre los incendios y el trazado de la línea de tren conocida como el Corredor Mediterráneo.

Esto último es tan absurdo que no merece la pena ni comentarlo.

Por otro lado, parece ser, que según los usuarios de Twitter, un político debe dejar todos sus compromisos para visitar la zona de los incendios durante las labores de extinción. No me parece mal que los que sufren alguna desgracia, quieran que los políticos les muestren atención, pero seamos coherentes, la presencia de un ministro, no ayuda en nada a apagar el incendio, al contrario, estorba. Cuando una personalidad visita una zona afectada por algún tipo de catástrofe, los responsables de trabajar en la zona, un poco por cortesía, un mucho por protocolo, tienen que dedicarle un tiempo que podrían estar empleando en su trabajo. Ir a "hacerse la foto" cuando el incendio aún está activo, solo se entiende si median intereses electoralistas.

Respecto a la falta de los famosos hidroaviones en Canarias, de lo que una vez más se ha culpado al Gobierno Central, hay que explicar, que se dispone de un número limitado de ellos y que la distribución de los mismos, se decide durante el invierno en base a las estadísticas de incendios de los años anteriores, y por el historial de las islas, ningún verano se establece una base permanente allí, aunque si se solicita su presencia puntualmente, no se pone ninguna pega para su desplazamiento. El problema que tienen este tipo de aviones anfibios, es que están diseñados para la lucha contra el fuego, no para volar largas distancias; para entendernos, son como tractores del aire, pueden cargar y descargar agua en los terrenos más complicados, pero son extremadamente lentos y su operación nocturna es muy limitada, de ahí que desde que se solicita la ayuda, tarden un día en estar listos para actuar en un archipiélago situado a casi dos mil kilómetros de la península.

Una última cosa que quiero añadir, es que si bien los aparatos pertenecen en su mayoría al Ministerio de Medio Ambiente, tantos los pilotos como los mecánicos, son militares del Ministerio de Defensa, presupuesto cuyos recortes seguro que entre los que se quema su tierra alguno ha aplaudido más de una vez, y por cierto, estas Navidades, no cobrarán paga extra.

Rubén.