Comprobado. En este nuestro país no se pueden decir ciertas cosas sin que a uno le cuelguen el sambenito de "facha"; no es que personalmente tenga ninguna clase de complejos, pero me hace muchísima gracia que mientras unos se cuelgan el cartelito de gente guay, moderna, progresista,etc., a los que no piensan como ellos los etiquetan como enemigos del progreso, poco menos que cavernícolas inmovilistas. Y viceversa.
Esto de la política y las ideologías es una cosa harto compleja, y nada más lejos de mi ánimo que meterme en el lodazal de los intereses partidistas, una vez más no importa de qué signo; simplemente creo que incluso siendo de izquierdas, una persona honesta y cabal tendrá que reconocer que José Luis Rodríguez Zapatero ha sido un presidente de Gobierno nefasto, así como uno de derechas reconocerá como indefendible el carácter dictatorial del régimen franquista, con toda su carga de represión y ausencia de libertades.
Desde ese punto de partida escribía mi entrada anterior, desde la honestidad conmigo misma y con la historia de mi país, junto con lo considero un toque de sentido común. Y respecto al Valle de los Caídos, creo que tanto derecho tienen los de un bando como los de otro a descansar en paz: ni el odio, ni las exhumaciones ni los deseos de hacer justicia tras un proceso de transición política modélico a nivel mundial, nos van a devolver a nuestros familiares y compatriotas muertos. La memoria de nuestra historia más reciente se convierte en "histérica" cuando sólo hay víctimas de un lado y los verdugos, maniqueamente, se colocan en el otro; fue una guerra entre hermanos, amigos, compañeros, y a mi modo de ver, todos salimos perdiendo.¿Merece la pena seguir agitando sus banderas cuando hemos conseguido vivir juntos en democracia?.
Pensadlo bien, especialmente los que abogais por el derecho de los familiares a conocer el lugar donde reposan los restos de sus seres queridos: ¿eso hará posible que regresen con nosotros?¿ o es que remover viejos conflictos y hurgar en heridas ya cicatrizadas -al menos como sociedad civil- va a cambiar la historia y mitigar el dolor de la pérdida?.
Los padres de Marta del Castillo todavía no saben dónde está el cadáver de su hija, dos años después de su asesinato, con juicio celebrado y el asesino confeso y sus cómplices riéndose de su dolor y de toda España, mintiendo y obligando a la policía a realizar búsquedas que, tanto la submarina como la del vertedero de basuras, implican peligro y un gasto con carga al erario público considerables. Y no se les ha oído pedir más justicia que la permitida por la leyes democráticas, siendo la herida todavía muy reciente. Nada que ver con una situación de guerra, donde, sin que ello sirva como justificación de los crímenes cometidos, no puede obviarse su condición excepcional.
Así es como lo veo, y así he tratado de contároslo.
Así es como lo veo, y así he tratado de contároslo.
Kinagaredan
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